Del dinero “regado” y congelado por el mundo y de los gobiernos “precavidos”

“Cuando veas las bardas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”, dice el refrán, con algunas variantes.

Este año, el mundo ha visto cómo el Medio Oriente fue y es escenario de revueltas que pretendieron y pretenden acabar con regímenes dicatoriales. Miles de civiles han muerto y las noticias reflejan a diario que el lamentable dato asciende.

Este año, el mundo también ha sido testigo cómo las economías más importantes del mundo han congelado las fortunas de esos dictadores, han llegado a paralizar incluso los activos de los países que están regidos por presidentes que perdieron legitimidad. En el caso de las riquezas personales, las sumas, más que exorbitantes son inaceptables, pues están en manos de muy pocos y porque suponen el sacrificio de pueblos enteros.

Así lo vimos con Hosni Mubarak, a quien primero señalaron con tener una fortuna personal de hasta 70 millardos de dólares. Sin embargo, a los pocos días esa información fue desmentida: “Mubarak es un ladrón, pero no un ladrón de ese tamaño, decía un titular en febrero de 2011 de ABC News. Lo cierto es que al entonces presidente de Egipto, cuyo jucio fue retrasado la semana pasada, se le congelaron todos los activos que poseía en el extranjero. La conclusión fue para comienzos del año, que su fortuna y la de su familia estaba entre 1 y 5 millardos de dólares.

El caso de Muammar Gaddafi es el que todavía ocupa titulares. Exceptuando Venezuela y otros pocos países aliados, el globo le ha dado la espalda a un régimen que perdió legitimidad y que sigue generando muertes día tras día. Se preguntaba El Economista.es en marzo de este año ¿Cómo congelar la fortuna de Gaddafi?

Los activos del gobierno libio también fueron congelados y solo en Estados Unidos ascienden a 30 millardos de dólares. En el caso de Canadá, la cantidad de dinero libio que está paralizado es de 2 millardos de dólares. Inglaterra también congeló, por su parte, unos 140 millones de dólares que fueron después puestos a la disposición del Consejo Nacional Transitorio que ha sido reconocido por el grueso de los países del mundo.

Hoy, si vemos en retrospectiva, podemos decir que estos gobiernos no dieron un paso más allá, al menos en el manejo de sus activos. Quizá tenían una extrema confianza en su dominio o quizá su deseo de hacer más dinero, para así generar más poder, no los hicieron ser del todo “precavidos” al dejar esas cantidades de dólares “regados” en bancos de las mismas naciones que hoy insisten en que no son legítimos.

Quizá otros gobierno sí están siendo más “precavidos”…

Gracias, García.

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